Retrato escrito № 1: Roberta
Roberta entra cargando tres mochilas y un tubo de aspiradora. Camina con pasos cortos y nerviosos… pareciera que rebota. Se sienta en una…
Parte de 148p: historias de ficción (o auto-ficción) contadas en ciento cuarenta y ocho palabras exactas.
Roberta entra cargando tres mochilas y un tubo de aspiradora. Camina con pasos cortos y nerviosos… pareciera que rebota. Se sienta en una mesa, pide un café — “latte grande”, especifica — y, en cámara rápida, saca papeles donde comienza a hacer anotaciones.
Llegado el café, se sirve dos cucharadas de azúcar — un tercio termina en la mesa — que luego remueve distraída mientras continua su acelerado circuito de acciones: ojear papeles, anotar, voltear a un lado y luego al otro.
Lleva menos de medio café cuando se levanta y, taza en mano, rebota hacia donde están los postres (estos tampoco reciben más de unos segundos de atención indivisible).
Vuelve a sentarse a la mesa con una caja y un vaso desechables. Guarda los papeles, se cuelga las mochilas, toma su manguera y se levanta equilibrando el vaso y la caja.
Sale igual que como llegó: a prisa, nerviosa y rebotando.
N. del A.: Desconozco si aquella mujer se llamaba Roberta pero me pareció un nombre adecuado porque me parece un nombre cercano a “Rebota”.