Virtual Mute Meetings
En un co-working todas las horas son de trabajo y desde de la pandemia, hemos convertido cafeterías y habitaciones en salas de reuniones
Parte de 148p: historias de ficción (o auto-ficción) contadas en ciento cuarenta y ocho palabras exactas.
Debería aprovechar los minutos que tengo para comer. En lugar de eso, observo al chico de enfrente quien hace gestos con las manos. Reflexiono. Es sordomudo y conversa — o discute — con alguien en la pantalla del móvil. Un cliente, tal vez. Estamos en un co-working; todas las horas y lugares son para trabajo y desde de la pandemia, hemos convertido cafeterías, habitaciones, restaurantes y calles en salas de reuniones. Hemos refinado el protocolo: dar la palabra, encender la cámara, recordar constantemente que «estás muteado». El chico, por obvias razones, no usa audífonos. Tampoco se da cuenta de que podemos escuchar, a todo volumen, la voz aguda e ininteligible de su cliente mudo.
Era una situación extraña para una persona oyente. Me confrontaba en mi interacción con «el otro». Hasta hoy me pregunto cuál habría sido la manera sensible. ¿Cómo decirle a un mudo que «no está muteado»?
