Guión para un día cualquiera
Esto puede ser un lunes, o un martes, o cualquier día laborable de la semana en cualquier edificio de oficinas que tenga elevador.
Parte de 148p: historias de ficción (o auto-ficción) contadas en ciento cuarenta y ocho palabras exactas.
INT. EDIFICIO DE OFICINAS - DÍA
Un hombre espera frente a los elevadores. Mira las puertas cerradas. Otro más se acerca, se para a su lado.
Hombre 2: Hola
Hombre 1: Hola
Suena una campana. Las puertas se abren. Dentro, dos personas: un hombre y una mujer. Los que estaban esperando entran.
Hombre 1: Hola
Hombre 3: Hola
Mujer 1: Hola
Hombre 2: Hola
Una mano detiene las puertas a punto de cerrarse. Una segunda mujer entra corriendo.
Mujer 2 (agitada): Hola
Mujer 1: Hola
Pausa.
Hombre 1: Hola
El elevador empieza a moverse. Unos miran las paredes de metal, el techo, el suelo; otros fijo al número que va incrementando. Diecisiete segundos de silencio.
Suena la campana. Hombre 2 y Hombre 1 salen.
Hombre 2: Hasta luego
Hombre 1: Hasta luego
Mujer 1: Hasta luego
Hombre 3: Hasta luego
Mujer 2: Hasta luego
Las puertas se cierran.
N. del A.: Este es otro texto salido de mi experiencia trabajando en oficinas «corporativas». Un lunes, en uno de esos trabajos, volvimos para enterarnos de que el elevador se había quemado durante el fin de semana. Juro que yo no tuve nada que ver.
N. del E.: Siendo un obsesivo de los formatos, hago el apunte de que este texto no sigue el «correcto» para un guión de cine. Ha sido modificado ligeramente —inspirado en guiones de teatro— para adecuarse a la lectura en un correo (o blog).
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