La cámara como arma
«Así como la cámara es una sublimación del arma, fotografiar a alguien es la sublimación de un asesinato —un asesinato blando, adecuado para un tiempo triste y aterrorizado».
N. del E. Este texto fue escrito y publicado originalmente en junio de 2015 (en inglés). Desde entonces, las cosas han cambiado bastante en términos de cámaras, imagen y usos del contenido digital; sin embargo, el contenido me parece relevante para la reflexión, por contraste, con la situación actual.
Fue traducido y re-editado para su publicación (ahora en Substack) en septiembre de 2024.
En estos tiempos1 en los que prácticamente todo el mundo tiene una cámara —o tiene acceso a una—, un alto porcentaje de la gente verá una fotografía y dará por sentado que alguien sostenía una cámara en ese momento y lugar. Si se detienen a pensarlo, esto es algo bastante nuevo. A inicios del siglo, esta no era una situación común.
Un ejemplo claro de la ploriferación de las cámaras y su facultad para registrar el momento, está en los movimientos sociales. La presencia constante de cámaras ha cambiado el balance de poder: cuando hay protestas u otros actos de confrontación con «los poderes establecidos»—y últimamente han habido muchos—, las cámaras siempre están allí, generalmente del lado de los civiles para documentar cualquier exceso. Pero como suele suceder, El Poder ha hecho lo propio y en los continuos levantamientos en Europa, América y el Medio Oriente, las cámaras son cada vez más utilizadas por la policía con el objetivo, supuestamente, de «evaluar sus operaciones»2.
Hace algún tiempo leí un artículo sobre un niño de 5 años que fue arrestado por el ejército israelí. En uno de los videos, el soldado apunta su cámara hacia la persona que está grabando los eventos. Hay algo en la forma en que apunta la cámara que tiene poco que ver con la “evaluación de operaciones” y más con la intimidación. Mientras que ante la brutalidad los civiles utilizan las cámaras como estrategia panóptica para [intentar] intimidar a los policías haciéndoles saber que están siendo grabados —en algún momento del video alguien grita «¡vas a salir en las noticias!»—, El Poder lo usa para expresar un mucho más amenazante: «nosotros también sabemos quién eres».

Toda esta situación me recuerda una cita de Sobre la fotografía de Susan Sontag:
Como las armas y los coches, las cámaras son máquinas de fantasía cuyo uso es adictivo. Sin embargo, a pesar de la extravagancia del lenguaje ordinario y la publicidad, no son letales. […] La cámara/arma no mata, así que la ominosa metáfora parece ser pura fachada — como la fantasía masculina de tener un arma, cuchillo o herramienta entre las piernas. Aún así, hay algo depredador en el acto de tomar una foto. Fotografiar a las personas es violarlas, al verlas como nunca se ven a sí mismas, al tener un conocimiento de ellas que nunca podrán tener; convierte a las personas en objetos que pueden ser simbólicamente poseídos. Así como la cámara es una sublimación del arma, fotografiar a alguien es la sublimación de un asesinato —un asesinato blando, adecuado para un tiempo triste y aterrorizado.
A día de hoy, la gente va armada —los policías, a pesar del famoso acrónimo, también son gente—; portan sus cámaras-armas para documentar los sucesos; para protegerse o amenzar. Cargan un arma que dice: «Cuidado, estás siendo observado y esto puede usarse en tu contra». Panoptismo puro.

N. del A. Estoy conciente de que escribo desde un punto de vista urbano y en una ciudad en un contexto “occidental”, este texto no alcanza a abarcar las diversas realidades que se viven en las distintas partes del mundo3.
Este texto fue escrito y publicado originalmente en junio de 2015 (en inglés).
De vuelta en el presente (2024), sabemos que el uso de los bodycam se han convertido en una herramienta de represión. Aquí un video al respecto (42+min, en inglés)
N. del E. En aquel momento (2015), la proliferación de teléfonos móviles y acceso a las redes sociales no estaba tan diseminada como ahora. Las cámaras de las que se habla son, principalmente, de Point & Shoot o DSLR. Podríamos aventurar a decir que estamos, ahora sí en un punto en el que el mundo entero carga una cámara en el bolsillo.