No es común que piense en la felicidad. De hecho, cada que me preguntan si soy feliz me cuesta responder. «No soy infeliz», es lo que se me viene a la mente; un pensamiento que medio resuelve pero no concreta. Como aquella situación que también me pasa —y he constatado que a otras personas también— de no saber qué quiero pero sí saber que no quiero. Uno pensaría que este tipo de limbos propios de la adolescencia se quitan con los años, pero aquí estoy para decirte que, igual que no puedes evitar que te rompan el corazón, las dudas no se quitan, solo evolucionan.
Pero volviendo al tema, el caso es que mientras me duchaba —ese lugar propicio para la reflexión—, pensaba en torno a la felicidad. En concreto a cómo se le llama a algo (o alguien) que te da felicidad: ¿un felicitador? No, ese es el que te felicita, no quien te hace feliz. ¿Un enfelicitador? Estaba casi seguro de que la palabra no existía y luego el corrector lo confirmó.
Le pregunté a algunas personas, tal vez no con quienes me sobra confianza: algunas me miraron raro, otras me dieron sus opiniones (mirándome raro). No hubo consenso así que opté por ir al diccionario.
Según la RAE:
felicitar
Del lat. tardío felicitāre 'hacer feliz'.
tiene tres acepciones. Y es precisamente la tercera —¡la que está en desuso!—, la que buscaba:
3. tr. desus. Hacer feliz y dichoso a alguien.
Así que sigo sin una respuesta satisfactoria; se me suman nuevas preguntas sobre el cuándo, cómo y por qué cayó en desuso; pero sobre todo, me surge un esbozo de idea sobre el rol de las instituciones en estos tiempos convulsos, en su (in)capacidad para responder a los cuestionamientos fuera de la norma y la colectividad como motor para la activación (o modificación) de las ideas. Me parece una idea bonita —que estoy abordando con poco tiempo porque este texto debería estar ya en los buzones—; es, por así decirlo, una idea que me felicita.
N. del A.: Sin relación con el texto de hoy, pero me enteré de esto:
Más Desvaríos
¿Buena lección para los tontos?
La Real Academia de la lengua Española (RAE) sacó a finales de mayo una campaña publicitaria «en defensa» de la «lengua madre». El español, dicen, se está llenando de palabras en inglés y eso es una agravio intolerable para los custodios de «la lengua de Cervantes»™.
La cámara como arma
N. del E. Este texto fue escrito y publicado originalmente en junio de 2015 (en inglés). Desde entonces, las cosas han cambiado bastante en términos de cámaras, imagen y usos del contenido digital; sin embargo, el contenido me parece relevante para la reflexión, por contraste, con la situación actual.
De esos pensamientos en la ducha jajajaja jajajaj 😅